sábado, 30 de abril de 2011

Centenario luctuoso de Mahler

Retrato de Gustav Mahler por Emil Orlik

Gustav Mahler y Viena
Gustav Mahler, de ascendencia judía, nacido en un poblado de Bohemia en el antiguo imperio Austro-Húngaro gobernado entonces por la añeja dinastía de los Habsburgo, es en buena medida reflejo del medio multicultural, diverso y plurilingüístico en que creció y se formó. El enorme imperio abarcaba los actuales países y regiones de Austria, Hungría, Eslovaquia, República Checa, la Galicia polaca, la Transilvania rumana, la Bucovina y la Rutenia ucranianas, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia y el Trentino-Alto Adigio italiano.


Palacio de Belvedere
A la sazón, la cosmopolita ca-pital imperial, Viena, albergaba en su seno una pléyade de artistas, intelectuales, científicos, escritores, filósofos y, por supuesto músicos, de enorme talento e influencia mundial


En época de Mahler convivían en Viena personajes tales como los pintores Gustav Klimt, Oskar Kokoschka y Egon Schiele, artífices del expresionismo austriaco, el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, que por cierto, atendió y conoció a Mahler, el escritor y biógrafo Stefan Zweig, Alma Schindler, quien luego fuera esposa del músico, Arnold Schoenberg, quien junto con Alban Berg y Anton Webern establecieran la Escuela de Viena, sentando las bases de la composición del siglo XX con la música dodecafónica y atonal, y otros destacados filósofos, juristas, y teóricos del Estado como Hans Kelsen.


Viena, monumento a Johan Strauss
Musicalmente Viena era la capital mundial. Sus conservatorio de música, orquesta y ópera eran y siguen siendo célebres, de la que Mahler fue gran director. Viena es sinónimo de Franz Haydn, Mozart, Beethoven, Franz Schubert, Johannes Brahms, Johann y Richard Strauss, Anton Bruckner, de Schoenberg, del insuperable coro de los Niños Cantores de Viena, y de tantos más que sin haber nacido ahí, la eligieron para vivir: irradia, emana, exhala y transpira música.




Mahler vive
Jesús Ruiz Mantilla, El País.
Cuando se van a cumplir 100 años de la muerte de Mahler, su música está más vigente que nunca. Su profunda verdad ha calado hondo. "Mi tiempo llegará", decía ante el desprecio de críticos y directores de orquesta. Y llegó. Hace poco superó a Beethoven como el músico más interpretado en auditorios. Desde Abbado o Boulez hasta Rattle o Chailly, las batutas más importantes se han examinado con su obra.


El de las ideologías medio fanatizadas, la revolución industrial, la incipiente luz eléctrica, los tranvías, la claque en el gallinero, los nubarrones nacionalistas que desquebrajaron imperios y dinastías como la austrohúngara no fue el tiempo en que podía entenderse en toda su dimensión a Gustav Mahler. La época en que Freud sentaba las bases del psicoanálisis en las tardes frías de su diván mientras Stefan Zweig se bebía la vida en los cafés de Viena sin que se le pasara por la cabeza el suicidio y Klimt anunciaba la secesión, no eligió como opción preferida de banda sonora sus sinfonías. Más bien se decantó por los títulos que el músico programaba como director en la Ópera de Viena y que no eran creaciones suyas.


Egon Schiele
El tiempo de Mahler tiene más que ver con el pánico al Apocalipsis climático y la esperanza en la ecología, con el desafío natural a la ley de Dios por la grandeza de los hombres, la posmodernidad imbricada sutilmente en una sofisticación más alejada de la austeridad de lo moderno, con la flexibilidad del ciberespacio, la multiculturalidad apátrida -él lo fue tres veces-, la libertad y el terreno para ciertas pasiones desatadas, el frío, la soledad, la intemperie del alma sin certezas, con necesidad de consuelos espirituales de fondo.


El tiempo de Mahler es más este que el siglo anterior, donde fue admirado por los rupturistas y un público fiel mayoritariamente compuesto por judíos, pero no se alcanzó con plenitud a adivinar su trascendencia, su profunda verdad. Hoy, cuando se van a cumplir 100 años de su muerte -el 18 de mayo de 1911 en Viena-, la música de Mahler está más viva y vigente que nunca.

Hace poco desbancó a Beethoven como el músico más interpretado en los auditorios. No hay director serio dedicado al repertorio sinfónico que no pase el examen de sus contraposiciones armónicas, de sus paseos por el cielo y el abismo, de su universo sonoro, sutil y lleno de matices. Todo eso y más ha conducido al crítico británico Norman Lebrecht a escribir un vibrante y brillante ensayo sobre el músico: ¿Por qué Mahler?


Sigmund Freud
Pues porque turba a estadistas, gobernantes y poetas con su verdad alejada de los eufemismos, porque ha cambiado la vida de mucha gente, porque es irónico en su sensibilidad y su juego de sonoridades, porque describe el desorden del mundo, porque ha influido de manera absoluta y directa en todo el concepto contemporáneo de espectacularidad y ha abierto caminos en el jazz, el rock y las bandas sonoras -del John Williams de La guerra de las galaxias a los juegos sinfónicos de Pink Floyd y los brillantes experimentos de Uri Caine-, porque en su música se puede leer a Freud -que lo trató en vida-, a Nietzsche, a Schopenhauer, trazar paralelismos con las estelas de los narradores más revolucionarios de su época y escrutar la teoría de la relatividad, porque es subversivo y esperanzador, corpóreo, epidérmico y trascendental en un mismo compás...

"Mi tiempo llegará", solía clamar cuando se sentía despreciado por críticos y directores de orquesta. Su tiempo era el futuro. Fue visto y anunciado por los radicales, a los que apoyó sin dudarlo. Arnold Schoenberg, precursor de la rompedora Escuela de Viena, decía que se aprendía más de música observando a Mahler vestirse que acudiendo a clase en cualquier conservatorio.


Gustav Klimt
Elegante y magnético, nervioso y entregado, Mahler no necesitaba mucho tiempo para engalanarse. Adornaba con discreción su metro sesenta de estatura, pero cuando entraba en un café a tomarse una cerveza por la noche -uno de sus placeres-, las cabezas se tornaban. Y en las tertulias sorprendía su tono de voz: barítono cuando estaba relajado y tenor si se encontraba inquieto.

Llamaba la atención y a la vez era un misterio. ¿Era Mahler bueno?, se pregunta el autor en el libro. "Un santo", dijo Schoenberg. "Un genio y un demonio", le calificaba el director Bruno Walter. "Encontrar al verdadero Mahler es una batalla expedicionaria a través de sus contradicciones", cree Lebrecht.


Stefan Zweig
¿Estaba loco? Era una pregunta muy frecuente. A menudo se lo podía encontrar uno hablando y gesticulando solo por la calle. Muchas veces se mostraba irascible y sus estados de ánimo oscilaban entre la euforia y la depresión. Freud lo llegó a tratar en una sola sesión de cuatro horas y lo consideró "un hombre genial" de quien le fascinaba, dijo, "el misterioso edificio de su personalidad". Pero amaba la vida y cuando se sentía realmente hundido, encontraba esperanza en la mera melancolía. "La tristeza es mi único consuelo", llegó a escribir. Lo demostró de manera explícita y grandiosa en su Segunda y Tercera sinfonías, en el Adagietto de la Quinta y sobre todo en la Novena y la inacabada Décima, escritas con anotaciones de desesperación vital y amorosa al margen por una profunda crisis en su relación con su esposa, Alma. Aun así, pese a su intensidad y junto a las demás, Toscanini las consideraba tediosas.


Niños Cantores de Viena
En todas ellas está Mahler, como en sus cantatas, su música de cámara o sus ciclos de canciones, desde las de los niños muertos a la de la Tierra. Ese ser desarraigado, el nómada interior y quien desde niño tuvo que enfrentarse tantas veces a la muerte y a su indiferencia, se consideraba tres veces apátrida: "Como bohemio en Austria, como austriaco entre los alemanes y como judío en todo el mundo", decía. "Anticipa los principios de la multiculturalidad. Observa su entorno como un judío en los márgenes de un imperio católico en decadencia y anticipa su desintegración", comenta Lebrecht.


Nació el 7 de julio de 1860 en Kalischt, aunque ese mismo año sus padres se trasladan a Iglau, hoy Jihlava, perteneciente a Bohemia. Hijo de unos taberneros, pasó la infancia traumatizado por la muerte de muchos de sus hermanos. Es un tema presente en su Primera sinfonía, 'Titán', en la que incorpora una marcha fúnebre irónica por medio de la que trata de expresar lo que siente al ver salir hacia el cementerio los cadáveres de los niños ante la indiferencia de los borrachos.


Pero su hábitat vital más intenso será Viena. Allí se convirtió en una celebridad. Allí estudió y sufrió el desprecio por su condición de judío -se sintió sucio y asqueado de sí mismo al verse obligado a convertirse al catolicismo para prosperar en su carrera- y la admiración del público por su obsesión perfeccionista como director de orquesta, una manera de trabajar que marcó época por el rigor y la entrega sin tapujos al arte.


Alma María Schindler (Alma Mahler)
En la Viena de la década de los setenta, adoptó como padrino a Anton Bruckner, a quien pasaba por alto sus comentarios antisemitas por el gusto de disfrutarle como mentor. En aquellos tiempos, la actitud contra los judíos era tan natural como inconscientemente poco amenazante. Así que Mahler llegó a idolatrar a Wagner al tiempo que se hacía vegetariano. Se obsesiona con el ejercicio físico y en el poco tiempo libre que le resta se dedica a componer encerrado en una cabaña junto a un lago o en sus casas de campo, a menudo acompañado de las mujeres que más amó: primero la violinista Natalie Bauer-Lechner y después Alma Maria Schindler, con quien se casó en 1902 y mantuvo una relación que ha inspirado novelas, películas y tratados amorosos.


Entre la pasión desatada -"cuando te acercas a él, te quemas", confesaba Alma en sus diarios-, la traición -le engañó con el arquitecto y diseñador prusiano Walter Gropius, entre otros, con quien acabaría casándose-, la muerte de una hija y los problemas de salud, Gustav y Alma han pasado a la historia como dos protagonistas amantes a quien su experiencia nutrió y devastó a partes iguales. Tanto que cambió la historia de la música. Ella fue musa e inspiración para crear una Décima sinfonía que se construye sobre una disonancia de nueve notas, no regida por ninguna ley armónica anterior. Schoenberg y Alban Berg lo incorporan a su ideario de catarsis como una religión.


Su huella como director de orquesta es fundamental. Crea escuela allá donde va: en Leipzig -como segundo de Arthur Nikisch-, en Hamburgo, en Budapest y en Nueva York, donde dirigió en el Metropolitan, adonde llegó como un profeta -eso sí, muy bien pagado, "cinco veces más que en Viena", especifica Lebrecht- y acabó realmente enfermo por los disgustos que mermaban su libertad creativa. Pero sobre todo, su carrera como director despunta en la capital del imperio. No así cuando dirige sus propias obras, que son contestadas, controvertidas, despreciadas aunque aclamadas por minorías que luego serán crecientes. "Mahler, en esa doble vertiente, define el papel del director como un recompositor. Por eso es posible entender la enorme diferencia que existe entre las versiones de Abbado o Dudamel, por ejemplo", dice Lebrecht. Tanta también que un Adagietto de la Quinta puede durar entre 7 y 14 minutos, dependiendo de quien coja la batuta.


Son los directores, una vez muerto, quienes le encumbran a su dimensión crucial en la historia de todas las artes. Le cuesta ser reconocido y lo logrará en vida, pero no con la trascendencia que lo es hoy. Su legado crece a partir de la Segunda Guerra Mundial. Sobre todo gracias a Bruno Walter, Leonard Bernstein, Bernard Haitink y después Claudio Abbado, Pierre Boulez, Simon Rattle o Ricardo Chailly, entre otros. Hoy, la prueba Mahler es el certificado por el cual debe pasar cualquier gran orquesta o director. El examen final, un digno termómetro de la más pura sensibilidad del público contemporáneo.


La forma sinfónica acaba y empieza de nuevo en él. "Muere como forma clásica en los inicios de su Primera sinfonía. Era un outsider y un subversivo. A los 27 años ya plantea que pueden tener más de cuatro movimientos y comenzar sin un tema definido. Le dijo a Sibelius: "La sinfonía es como el mundo. Debe abarcarlo todo", cuenta el crítico británico. Justo como trataban de hacer en ese mismo tiempo Marcel Proust, Thomas Mann, Tolstói o Joyce con la novela.


Como todos ellos, fue difícil entenderlo en su tiempo y este, en vida, fue relativamente corto. Apenas cumplió 51 años. Su enfermedad coronaria, una endocarditis irreversible, se manifestó en Estados Unidos. La misma Alma culpó a las tensiones que sufrió en la Filarmónica de Nueva York. "En Viena era todo poderoso, allí tenía a 10 señoras diciéndole lo que tenía que hacer".


Viena, edificio del Ayuntamiento
El mal era intratable. Quiso morir en Viena. Alma permaneció a su lado, lo mismo que por los jardines del sanatorio le aguardaban Alban Berg, Schoenberg -"¿qué será de él si yo me muero? No tendrá a nadie", le confesó preocupado a su esposa en los últimos días-, también Gustav Klimt, Arthur Schnitzler...


Inmerso en su agonía, Alma le escuchó decir: "Mozart". Había dejado instrucciones de que en su lápida del cementerio de Grinzing solo se leyera: Mahler. "El que venga a verme sabrá quien fui. El resto no necesita enterarse".


¿Por qué Mahler? Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo. Norman Lebrecht. Traducción de Barbara Ellen Zitman Ross. Alianza Música. Madrid, 2011. 400 páginas. 24 euros. Festival Internacional de Mahler en Leipzig (Alemania). Del 17 al 29 de mayo. Grandes orquestas del mundo interpretarán todas las sinfonías del músico.




Obra de Gustav Mahler


En las primeras décadas del siglo XX, Gustav Mahler era recordado como uno de los más importantes directores de orquesta y de ópera de su momento. A mediados de ese siglo, una creciente valoración por la interpretación de sus obras y el estudio de su vida lo reconoció entre los compositores más destacados en la Historia de la Música. A mediados de 2001, la discografía mahleriana contaba con más de dos mil grabaciones y entre las versiones sobresalientes figuraban las de Abbado, Boulez, Bernstein, Tilson Thomas y Fischer-Dieskau. Además de sus nueve sinfonías terminadas (diez, si se incluyen los bosquejos de la Décima), sus principales obras son: Lieder eines fahrenden Gesellen ("Canciones de un camarada errante"); las composiciones sobre los textos de Des Knaben Wunderhorn ("El muchacho del cuerno mágico"); Kindertotenlieder (o "Las canciones a los niños muertos"), con Ruckert-lieder, basándose en ambos casos en los textos y el mismo título de los escritos por el poeta alemán Friedrich Rückert; también, la renovadora síntesis de sinfonía-ciclo de canciones Das Lied von der Erde ("La canción de la Tierra"), con letra de poemas traducidos del chino al alemán.


De la etapa juvenil destacan las composiciones ocasionales como tempranos lieder, junto a un logrado proyecto de mocedad que nunca dejará de causar la propia admiración en el compositor adulto, Das Klagende Lied ("La canción del lamento"). El cuarteto con piano, del que sobrevive un único movimiento. Entre este tipo de trabajos fragmentarios está Rübezahl, el fallido proyecto operístico anhelado también por su amigo de juventud, el compositor Hugo Wolf; un primitivo trabajo sinfónico anterior a la Sinfonía Titán; el movimiento descartado de la Primera Sinfonía, "Blumine"; y Totenfeier ("Festividad fúnebre"), planteado en su gestación como Poema Sinfónico. Salvo pocas modificaciones se convirtió en el primer movimiento de la Segunda Sinfonía.


Gustav Klimt
Si bien sobresalió como intérprete operístico, como compositor centró muchos de sus esfuerzos en la forma sinfónica y en el lied. La Segunda, Tercera, Cuarta y Octava sinfonías y La Canción de la Tierra conjugaron en sus partituras ambos géneros. Él mismo advertía que componer una sinfonía era «construir un mundo con todos los medios posibles», por lo que sus trabajos en este campo se caracterizan por una amplísima heterogeneidad. Mahler introdujo elementos de distinta procedencia como melodías populares, marchas, fanfarrias militares, ligados al proceso mediante un uso personal del acorde, entrecortando o alargando inusitadamente las líneas melódicas, acoplados o yuxtapuestos en el interior del marco formal -dilatado a discreción del compositor- que absorbió de la tradición clásica vienesa. Esta mezcla, con las desmesuradas proporciones y la duración de sus obras sinfónicas, implicaba la aparición de armonías disonantes que, por ejemplo, sobrepasan el cromatismo utilizado por Wagner en su Tristán e Isolda. La apariencia de desorden que resulta de esto, junto con el esfuerzo suplementario que suponía reconocer alguna formalidad "clásica" en su estructura, rodeó a su música de una general incomprensión atrayéndole una hostilidad casi general, pese al apoyo de una minoría entusiasta, entre la que se encontraban los miembros de la Segunda Escuela de Viena, que lo tenían por su más directo precursor.


La revalorización de Mahler, al igual que la de Anton Bruckner, fue lenta, y se vio retrasada por su gran originalidad y el auge del nazismo en Alemania y Austria, ya que su condición de judío hizo catalogar su obra como "degenerada" y "moderna". Lo mismo sucedió con otros compositores, caídos en desgracia ante el Tercer Reich. Sólo al final de la Segunda Guerra Mundial, por la decidida labor de directores como Bruno Walter, Otto Klemperer y, más tarde, Bernard Haitink o Leonard Bernstein, su música empezó a interpretarse con más frecuencia en el repertorio de las grandes orquestas.


Son diez las sinfonías de su catálogo, aunque la última quedó inacabada a su muerte. De ellas, las números 2, 3, 4, y 8 –que le concedió en vida su único sonado triunfo en un estreno– incluyen la voz humana, amplificando hasta extremas consecuencias el complejo modelo coral de Beethoven en la última parte de su Novena.

En lo que respecta a la Décima Sinfonía, de la cual el compositor alcanzó a completar el Adagio y el Purgatorio (primer y tercer movimiento respectivamente), fue objeto de reconstrucción por parte del musicólogo y estudioso de Mahler Deryck Cooke cuando pudo persuadir a Alma Werfel-Mahler, de que levantara en 1960 el veto que pesaba sobre los bocetos de los movimientos restantes dejados en su poder poco antes de la muerte de su marido. A partir de estos, Cooke elaboró una "más que probable" versión de la obra por tres ocasiones.


Anna Mahler, la hija superviviente del compositor, proporcionaría a Deryck Cooke -después de la desaparición de su madre- apuntes eludidos en su día por Alma al musicólogo inglés que consolidaron su laborioso trabajo de reconstrucción. Tal como lo ha relatado él mismo, y La Grange en su extensa biografía, la primera oferta interpretativa del profesor recibió la emocionada acogida de Alma, lo que estimuló al británico a efectuar dos revisiones exhaustivas, ahora en posesión de los bocetos que la hija de Mahler hubo de proporcionarle. Estos apuntes celosamente custodiados vinieron a replantear el enfoque que recibieron de su parte el segundo, cuarto y quinto movimientos (los menos elaborados del manuscrito) de la que se ha llamado desde entonces la Décima de Gustav Mahler.


Existen otros intentos para hacer ejecutable esta sinfonía. Clinton Carpenter, Joseph Weeler y Remo Mazzetti, o el director de orquesta Rudolf Barshai, plantearon su personal punto de vista. Todos estos han merecido por lo menos una -o varias, en el caso de Cooke- grabaciones correspondientes.


Egon Schiele
Como dato adicional pueden mencionarse las transcripciones para piano de sus obras (a cuatro manos y dos pianos). Bruno Walter hizo una para cuatro manos de la Segunda Sinfonía; el pianista August Stradal realizó otra transcripción de la Quinta para dos pianos. De la misma forma, el pianista y musicólogo austríaco Erwin Ratz transcribió el Adagio de la Décima sinfonía para dos pianos.




miércoles, 13 de abril de 2011

Bob Dylan

Like a Rolling Stone


Para: Martha Zertuche y Jaime Arrangoiz

Una muy buena canción, que podríamos calificar como tal por considerar que ha trascendido cierto nivel hasta ascender al rango de obra de arte, es decir una propuesta creativa original y bella que deviene poética, innovadora y en ocasiones fundacional al abrir nuevos derroteros artísticos, en este caso musicales, difícilmente pasa de moda: se sostiene y vive a lo largo del tiempo por su valor intrínseco. Tal es el caso, a mi juicio, de Like a Rolling Stone de Bob Dylan, escrita y grabada por vez primera en 1965 y que sigue tan vívida, audaz, vigorosa y vigente hoy día como hace treinta y seis años. Ofrecemos al lector de este blog algunos comentarios y notas alusivas, un interesante artículo, transcripciones de la letra original y tres traducciones, a fin de evocar la célebre canción. En esa época -entre 1963 y 1965- Dylan vivió con la famosa cantante y activista Joan Baez, con quien sostuvo un romance, ambos se ganaron el mote popular de rey y reina de la canción de protesta. (F.Z)




El rey y la reina de la canción de protesta
"Like a Rolling Stone" es una canción de rock de 1965 del cantautor estadounidense Bob Dylan. Sus confrontantes letras se originan de un extenso poema que Dylan escribió en junio, cuando regresó exhausto de una agotadora gira por Inglaterra. Luego que la letra fue considerablemente modificada, se grabó un par de semanas después como parte de las sesiones para el próximo álbum Highway 61 Revisited. Durante dos complicados días previos a la producción, Dylan tenía problemas para encontrar la esencia de la canción, de la cual salían demos sin éxito que sonaban como vals. Un gran avance se hizo cuando fue probada en formato de música rock, y cuando en una sesión el entonces novato músico Al Kooper improvisó el riff de órgano por el cual es conocida la pista. Sin embargo, Columbia Records, no estaba contenta con la longitud de la canción de más de seis minutos y su pesado sonido eléctrico, y decidió no publicarla. No fue hasta un mes más tarde que la canción se lanzó como sencillo, después de que una copia se filtrara en una popular discoteca y fuera escuchada por influyentes DJs. Aunque las estaciones de radio se mostraron reacias a tocarla como una pista larga, "Like a Rolling Stone" alcanzó el número dos en las listas de EE. UU. y pronto  se convirtió en un éxito mundial.

El tema ha sido descrito como revolucionario en su combinación de diferentes elementos musicales, su espíritu juvenil, el sonido de la voz cínica de Dylan, y la franqueza de la pregunta en el coro: "How does it feel?" (¿Cómo se siente?). Like a Rolling Stone transformó la carrera de Dylan y hoy es considerada como una de las composiciones más influyentes de la música popular y desde su lanzamiento ha sido un hito tanto en la industria musical como en la cultura popular. Ha sido interpretada por numerosos artistas, como Jimi Hendrix, The Rolling Stones, Green Day y Bob Marley & Amp, The Wailers.




Escalera al cielo / Como piedra rodante. Por: Sergio González Rodríguez


(10 abril 2011).- Cualquier canción de calidad, al igual que una buena fotografía, traduce una novela instantánea. Y deja la misma huella que una lectura contundente: se vuelve saber vital del que se apropia cada persona. A partir de ella, se abre una puerta a un ámbito inédito que congracia un momento y un contexto, una percepción y un concepto que se incorporan como experiencias irrenunciables.


Así como estamos hechos de vivencias, éstas se configuran con nuestras lecturas y canciones, registros musicales y sensoriales. Para reflejar mejor este dispositivo basta que alguien observe una y otra vez la película de Abraham Zapruder sobre el asesinato de John F. Kennedy y escuche "Like a Rolling Stone" al mismo tiempo: http://www.youtube.com/watch. Rito de comprensión que expía y escinde.


Un golpe de baqueta en el centro del espíritu de los tiempos, una melodía rara entonada por una voz nasal, de adolescente perpetuo, una revelación poética, un artefacto musical tan insólito que nada lo ha igualado a casi medio siglo de su origen. La materia de una época condensada en seis minutos.


Dylan y Joan Baez
El ensayista y crítico Greil Marcus se propuso examinar a fondo la que se considera la canción más importante en la historia de la música popular: "Like a Rolling Stone", de Bob Dylan. Creada en el verano de 1965, desde entonces ha sido reproducida millones de veces y mantiene su magia y misterio fundacionales.


El libro Like a Rolling Stone (Global Rhythm, 2009), de Marcus, implica un acercamiento biográfico al artista y a la propia canción, un estudio sobre el medio musical de los años 60, una tarea que deconstruye un fenómeno supremo de la cultura pop, un análisis de la atmósfera intelectual de aquellos tiempos, una perspectiva crítica de una industria depredadora como pocas, un testimonio personal y un acto de generosidad del autor ante un tema tan fugaz como entrañable: el aprendizaje generacional en el desencanto.


Años después de que han pasado de moda los "estudios culturales", Marcus reinstala el interés de calar en la madeja transversal de un caso como "Like a Rolling Stone", en especial, su plataforma intangible que detona los mundos imaginarios entre el creador y su audiencia. Esa alteridad sutil que transforma la vida de las personas a partir de algunas notas y unos versos musicados.


En su reciente libro 31 Songs (Penguin, 2011), Nick Hornby escribe sobre canciones en su vida. Una de ellas es "Thunder Road", de Bruce Springsteen. Afirma que él no es estadounidense, ni joven, odia los coches y capta por qué a muchos este cantante y compositor les parece rimbombante e histriónico. No obstante, "Thunder Road" le conmueve por su manejo de las tensiones emotivas, el relato fílmico, la autenticidad artificiosa que culmina en el desenlace epopéyico: "It's a town full of losers/ And I'm pulling out of here to win" (éste es un pueblo lleno de perdedores y estoy despegando de aquí para ganar"). Hornby explica que, para él, que proviene de un pueblo lleno de perdedores con título de doctor, abogado, o académicos con prestigio social, aquella tonada le evoca la pérdida de la adolescencia, las oportunidades perdidas y las ilusiones convertidas en humo. La elegía que retrata a cada quien.


La canción de Dylan señaló un cambio radical en la industria del entretenimiento: el ensamble entre alta y baja cultura que rompería de una vez por todas el marco de la alegría como rasgo único de la cultura pop. Fue posible insertar el escepticismo, el sentido oblicuo o abierto, la ironía, la multiplicidad de las lecturas, la dificultad, la extrañeza en un mismo producto musical que mantenía una amenidad poderosa en el vaivén sencillo de su juego entre estrofas y estribillo memorables: "How does it feel?/ How does it feel/ To be without a home/ Like a complete unknown/ Like a Rolling Stone".


¿Qué se siente, qué se siente, estar sin casa, como un completo desconocido/ Como una piedra que rueda (el traductor del libro Mario Santana ha tenido a bien recordar que, en español, un trozo de piedra se llama "canto", de allí que él traduzca el último verso así: "como un canto que rueda"). Claro está, aquel estribillo célebre se entiende a la luz del verso inicial: "Once upon a time you dressed so fine"... (En otro tiempo vestías muy elegante). Si la canción se cifra en este vínculo entre la primera línea y el estribillo, Marcus se encarga de cancelar lo que para muchos se reduce a una historia de reproche vengativo por parte de un hombre ante una mujer que ha caído en desgracia: él no le habla a ella, sino que te habla a ti. Este giro magistral de Dylan marcará un deslinde respecto del pasado.


La atención al consumo cultural suele reiterar los lugares comunes más idiotas del marketing, o se les sitúa en la escala ínfima de los manuales de autoayuda: una terapia maniquea que ratifica prejuicios. Esto refiere a las limitaciones intelectuales de quienes voltean a ver dichos fenómenos como un pretexto para prolongar su ignorancia de la cultura. Greil Marcus tiene otra mentalidad, atenta al trasfondo de la simple oferta y demanda: "en el torrente de palabras e instrumentos, la gente entendió que la canción era una reescritura del mundo. Un viejo mundo afrontaba un reto para el que no estaba preparado; a medida que la canción iba trazando su arco a través de la radio, un mundo que estaba tomando forma parecía ponerse en movimiento".


Nadie necesita ser contemporáneo de Bob Dylan, ni amar las canciones de protesta, mucho menos sentir nostalgia por los años 60 para apreciar "Like a Rolling Stone". Ni siquiera le tiene que gustar el rock. Como afirma Marcus, la convicción, certeza y desafío de la tonada mantienen su fuerza al paso de los años. Bang: el disparo luminoso en la oscuridad y el caos.


elangel@reforma.com


Like A Rolling Stone


Once upon a time you dressed so fine
You threw the bums a dime in your prime, didn't you ?
People'd call, say, "Beware doll, you're bound to fall"
You thought they were all kiddin' you
You used to laugh about
Everybody that was hangin' out
Now you don't talk so loud
Now you don't seem so proud
About having to be scrounging for your next meal.


How does it feel?
How does it feel?
To be without a home
Like a complete unknown
Like a rolling stone


You've gone to the finest school all right, Miss Lonely
But you know you only used to get juiced in it
And nobody has ever taught you how to live on the street
And now you find out you're gonna have to get used to it
You said you'd never compromise
With the mystery tramp, but now you realize
He's not selling any alibis
As you stare into the vacuum of his eyes
And say do you want to make a deal?


How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone


You never turned around to see the frowns on the jugglers and the clowns
When they all come down and did tricks for you
You never understood that it ain't no good
You shouldn't let other people get your kicks for you
You used to ride on the chrome horse with your diplomat
Who carried on his shoulder a Siamese cat
Ain't it hard when you discover that
He really wasn't where it's at
After he took from you everything he could steal.


How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone


Princess on the steeple and all the pretty people
They're drinkin', thinkin' that they got it made
Exchanging all precious gifts
But you'd better take your diamond ring, you'd better pawn it babe
You used to be so amused
At Napoleon in rags and the language that he used
Go to him now, he calls you, you can't refuse
When you got nothing, you got nothing to lose
You're invisible now, you got no secrets to conceal.


How does it feel
How does it feel
To be on your own
With no direction home
Like a complete unknown
Like a rolling stone








Like a Rolling Stone (Como una piedra rodante)


Hubo un tiempo en que vestías tan bien,
lanzabas una moneda a los vagabundos
desde tu pedestal, ¿no?
La gente te avisaba,
“Cuidado nena, te vas a caer”
Pensabas que todos bromeaban.
Te acostumbraste a reírte de
todos los que estaban hundidos,
ahora ya no hablas tan alto,
ahora ya no pareces tan orgullosa
de tener que gorronear
tu próxima comida.


¿Qué se siente,
qué se siente,
al estar sin un hogar
como una completa desconocida
como un canto rodante?


Has ido al mejor colegio, muy bien,
señorita Solitaria
pero sabes que sólo lo usaste
para aprovecharte
nunca nadie te enseñó
cómo vivir en la calle
y ahora te das cuenta
que vas a tener que acostumbraste.
Decías que nunca te comprometerías
con el misterioso vagabundo,
pero ahora te das cuenta
de que no vende ninguna coartada
mientras miras fijamente en el vacío de sus ojos
y le dices, ¿quieres hacer un trato?


¿Qué se siente,
qué se siente,
al estar contigo misma
al estar sin un hogar
como una completa desconocida
como un canto rodante?


Nunca te volviste para ver
los ceños fruncidos de los malabaristas y los payasos
que hacían sus trucos para ti,
nunca comprendiste que eso no estaba bien,
Permitiste que otras personas
se divirtieran por ti.
Solías cabalgar sobre el caballo cromado
con tu diplomático,
que llevaba en su hombro un gato siamés.
¿No fue duro cuando descubriste
que desapareció después
de robarte todo lo que pudo?


¿Qué se siente,
qué se siente,
al estar contigo misma,
al estar sin un hogar
como una completa desconocida
como un canto rodante?


La princesa en la torre
y toda la gente guapa
bebiendo, pensando que han triunfado,
todos cambiando preciosos regalos
pero será mejor que te quites tu anillo,
será mejor que lo empeñes, nena.
Tú que solías divertirte tanto
con el haraposo Napoleón
y con el lenguaje que usaba,
vete con él ahora que te llama,
no puedes negarte,
cuando no tienes nada,
no tienes nada que perder,
ahora eres invisible,
no tienes secretos que guardar.


¿Qué se siente,
qué se siente,
al estar contigo misma
al estar sin un hogar
como una completa desconocida
como un canto rodante?




Como una piedra rodante


Hubo una época en la cual te vestías muy bien
arrojabas una moneda a los vagos, en tu plenitud.
¿No es verdad?
La gente te advertía: "Ten cuidado, muñeca, puedes caer"
pero tu pensabas que todos ellos estaban bromeando.
Acostumbrabas reírte
de todos aquellos que andaban por ahí
ahora ya no hablas tan alto
ahora no pareces tan orgullosa
de tener que mendigar tu siguiente comida.


¿Cómo se siente?
¿Cómo se siente?
Estar sin hogar
como una completa desconocida
como una piedra que rueda.


Fuiste a la mejor escuela, muy bien, señorita solitaria
pero sabes que ahí sólo fuiste mimada
nadie jamás te enseño a vivir en la calle y
ahora te encuentras con que vas a tener
que acostumbrarte.
Dijiste que jamás te comprometerías
con el vagabundo misterioso, pero ahora te das cuenta
que el no vende coartadas
mientras penetras en el vacío de sus ojos
y le preguntas: ¿Quieres hacer un trato?


¿Cómo se siente?
¿Cómo se siente?
Ser tu misma
sin un rumbo determinado
como una completa desconocida
como una piedra rodante


Tu nunca volteaste a ver las muecas
de los malabaristas y los payasos
cuando todos ellos venían y hacían trucos para ti.


Nunca entendiste que no es bueno
no debiste dejar que otros sufrieran por tu culpa
acostumbrabas cabalgar en el caballo cromado con tu diplomático
quien cargaba sobre sus hombros a un gato siamés.
¿No es duro cuando descubres
que él no estaba donde debía estar
después de que te robo todo lo que pudo?


¿Cómo se siente?
¿Cómo se siente?
Depender solo de ti
sin un rumbo determinado
como una completa desconocida
como una piedra rodante.


Princesa en el pedestal y toda la gente bonita
beben y piensan que ya la hicieron
intercambian toda clase de preciosos regalos y cosas
pero mejor hubieras cuidado tu anillo de diamantes,
mejor lo hubieras empeñado, nena
solías burlarte tanto
de Napoleón en harapos y el lenguaje que utilizaba
vete con el ahora, te llama, no puedes rehusarte
cuando nada tienes, nada tienes que perder
ahora eres invisible, no tienes secretos que ocultar


¿Cómo se siente?
¿Cómo se siente?
Depender solo de ti
sin un rumbo determinado
como una completa desconocida
como una piedra rodante.




Como Una Piedra Rodante

Había una época en la que vestías tan elegante,
arrojabas monedas de diez centavos a los vagabundos,
En la primavera de tu vida, ¿No es así?
La gente te decía, ''ten cuidado muñeca, te vas a caer'',
pensabas que estaban jugando contigo.


Solías reírte de todos los que te rodeaban,
ahora ya no hablas tan alto,
ahora ya no pareces tan orgullosa
de tener que mendigar para tu próxima comida.


¿Cómo se siente?
¿Cómo se siente?
Estar sin un hogar
como una completa desconocida,
como una piedra rodante.


Has ido a los mejores colegios, de acuerdo, señorita solitaria,
pero sabes que solo lo usaste para aprovecharte,
y nadie te enseño nunca como vivir en la calle,
y ahora descubres que tendrás que acostumbrarte a hacerlo.


Decías que nunca te comprometerías
con el misterioso vagabundo, pero ahora te das cuenta
que no vende ninguna coartada,
mientras miras fijamente el vacío de sus ojos
y le dices, ¿quieres hacer un trato?


¿Cómo se siente?
¿Cómo se siente?
Andar por tu propia cuenta
sin dirección a casa
como una completa desconocida
como una piedra rodante.


Nunca te diste la vuelta para ver los ceños fruncidos de los malabaristas y los payasos que hacían sus trucos para ti.
Nunca comprendiste que eso no estaba bien,
no debiste permitir que otros se dieran patadas para divertirte.
Solías montar en el caballo cromado con tu diplomático,
que llevaba sobre su hombro un gato siamés,
¿No fue duro cuando descubriste que desapareció después de robarte todo lo que pudo?


¿Cómo se siente?
¿Cómo se siente?
Andar por tu propia cuenta
sin dirección a casa
como una completa desconocida
como una piedra rodante.


La princesa en la torre y toda la gente bonita bebiendo, pensando que han triunfado.
Intercambiando toda clase de preciosos regalos y cosas.
Pero más vale que Tomes ese anillo de diamantes y lo empeñes nena.
Tu que solías divertirte tanto con el haraposo Napoleón y con el lenguaje que usaba.


Ve con él ahora, te llama, no puedes negarte,
cuando no tienes nada, no tienes nada que perder,
eres invisible ahora,
no tienes secretos que ocultar.


¿Cómo se siente?
¿Cómo se siente?
Andar por tu propia cuenta
sin dirección a casa
como una completa desconocida
como una piedra rodante.




Letras 1962-2001
Bob Dylan
Editorial Alfaguara


Letras 1962-2001 es la más amplia recopilación publicada hasta la fecha de las letras escritas por un creador que ha revolucionado la canción popular destilando las tradiciones más diversas, desde el blues al country, desde la balada británica al góspel negro, desde la música de vodevil al rock and roll. Se trata, a todos los efectos, de unas “obras completas” que incluyen el material descartado en las sucesivas grabaciones y, por primera vez, todas las composiciones posteriores a 1985 con la sola excepción de Modern Times. Además, es una edición bilingüe donde el verso traducido accede a ser un puente hacia el original pero aspira a poseer unas mínimas propiedades rítmicas que, esperamos, permiten leer cada letra como una composición autónoma. Las extensas notas de Alessandro Carrera, experto en Dylan y autor de la versión italiana, proporcionan al lector una afilada herramienta crítica para adentrarse en la maraña de citas, referencias, alusiones y apropiaciones que Dylan maneja con tanta libertad como abundancia y que toma de fuentes tan dispares como la Biblia, el folklore infantil, la poesía de Shakespeare, el teatro de Brecht, el cine negro o el periódico del día.


Esta edición ofrece al fin la posibilidad de explorar en inglés y en castellano el casi inabarcable universo creado por la imaginación poética de Dylan: su temeridad verbal, sus extravagantes metáforas, sus aforismos imposibles, su lenguaje privado, su humor, su épica, su ingenio, su ingenuidad, su sarcasmo, su lirismo y, sobrevolando por encima de todo, su omnívora mirada.


"Si Elvis Presley nos liberó el cuerpo, Bob Dylan nos ha liberado la mente." Bruce Springsteen


"Bob Dylan es una fuente de inspiración para todo tipo de escritores." Salman Rushdie


"Cuando escuché A Hard Rain´s A-Gonna Fall me puse a llorar: parecía que el testigo había pasado de los poetas beat a las nuevas generaciones." Allen Ginsberg


"Dylan es como una voz antigua venida a decirte que debes saber de dónde vienes." Bono


"En una cultura popular sometida a cambios tan rápidos como vertiginosos, Bob Dylan conserva sus estatura y algo de su misterio original. Es la figura dionisíaca por excelencia." Joyce Carol Oates


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